Impregnada está la tierra de sangre seca,
cementerios cargados a reventar de flores
marchitas,
vidas truncadas, inocencias robadas;
Recuerdos vivos en lágrimas dispares,
agua que dócil evapora.
Tan así está mi cuerpo,
hurtado en arterias sin vida,
perdiendo el azul,
fachada con fondo diáfano.
Y son tus palabras acrecentando el dolor,
la que cierran la espita del respiro,
marcando sin remedio el agónico final.
Con tus formas, has matado el candor,
pudriendo al sol los sentimientos
verdaderos,
quemando lo sentidos,
con ese incierto tu más
del todo valido.
Terrenal.
Cóncavo es el laberíntico jardín,
entre las luces del ocaso sin bendecir,
impregnando del dulce en sangre,
una tierra ya para siempre seca.
*José
Manuel Salinas*
Realmente impresiona la tristeza que rezuma tú poema querido amigo, esperemos que la tierra no esté seca para siémpre,que seguro existirá un nuevo amanecer y una esperanza.
ResponderEliminarMe encanta ese sentimiento que le pones en tús poemas siempre llegas a él alma.
Un beso.