martes, 22 de enero de 2013

UNA ESCRITURA MONUMENTAL





Carla daba la razón con sus escritos a Condillac, filósofo francés del siglo XVIII, cuando decía: “el secreto del escritor está en saber comprender la armonía. Para producir un bello efecto se debe distinguir en un escrito el tono y medias tintas que tanto agradan en un cuadro”. En efecto, poseía una escritura exquisita, era tan armoniosa y tan poética, tan musical y tan artística, que causó conmoción en la sociedad literaria que frecuentaba cuando cierto día dijo: amigos, renuncio a la literatura. No vuelvo a escribir.
Estaba decidida a dejar de narrar hermosas historias pues decía; con ellas no hago sino incitar a la ociosidad. A lo que uno de sus mejores amigos respondía: poco importa eso cuando muchos han encontrado un sentido a la vida, compartiendo vivencias con muchos de tus personajes. A muchos has matado en tus relatos ¿no es cierto? ¿Tampoco es cierto, que no pocos de ellos, se han redimido con virtud y arrepentimiento? Al ciego le has dado vista y, al pobre una fortuna; dinos ¿Qué ves tan impropio en tus relatos si no haces mas que narrar un mundo tan justo?
Carla, un tanto convencida por el argumento que se la había dado, pero no lo suficiente, dijo: Has dicho unas palabras muy bonitas, y casi me las creo, pero mi decisión aún es firme. Es cierto todo lo que has dicho, aún  así no puedo seguir escribiendo ¿Cómo conciliar mis escritos con una sociedad que se me hace tan injusta y tan cruel? Ya nadie tiene virtud; pocos tienen gusto y si lo tienen pronto lo pierden.
- En definitiva ¿Qué nos quieres decir? –Preguntó  el amigo-.
- Mi escritura es tan perniciosa que la detesto, no hace más que colorear la esperanza vana de la gente.
Si, Carla no iba a cambiar de opinión. Pronto se hizo la oscuridad. Sin duda era un día triste.
Y dijo el amigo:
- Si tanto desprecias una escritura monumental como la tuya, entonces destruyes la poesía que brota del corazón humano.



Un autor joven: Iván Hernández Serrano. Con voz propia, con mucho que decir. Para mi gusto un chico al que merece la pena leer.