Te vi y, te veo con
la claridad
de la transparencia observada.
Supe al instante que serias
el cobijo de mi sombra.
Me contagió tu necesidad y
falta de calor humano,
tu soledad no aparentada.
Comprendí,
la grandeza de tu imaginación,
- se de lo que hablo-
Tus historias vividas de pensamiento,
tus affaire prohibidos,
- nunca reales-
Cúmulo de momentos desenfrenados,
solitarios.
La pena y, misericordia por ti misma,
una vida truncada y ya,
sin vuelta atrás.
Te entiendo…
He comprendido sin palabras;
Recuerda, soy parte de ti,
momentos a la carta de
caricias adecuadas,
olas embravecidas el resto.
Cargadas estas de humedad
de espuma salada.
Vestido con la simpleza de la sombra y,
tan unido a ti.
El protagonista dual y callado,
de tus historias.
Ahora bien sabes,
que no estás sola frente al espejo,
existe un mimo real,
aunque…
siempre nos quedará…
La imaginación.
*José Manuel Salinas*
Impecable siempre... tan hermoso poema, que arranca suspiros.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Reme.
Halaaaa... ahí queda esa maravilla de poema.
ResponderEliminarQue sensibilidad la tuya poeta.
Que grandeza de ser humano eres.
Yo también comprendo hasta las soledades, y lo sabes.
Felicidades.Besos
Sin vuelta atrás aunque la imaginación trate de persuadirnos.
ResponderEliminarCómo siempre, sublime. Un poema precioso que llega y se queda. Un saludo.
ResponderEliminarMe dio alegría ver que al menos habías estado pululando por tú blog , sabes que te miro haber si algún dia, te decides y vuelves a escribir.
ResponderEliminarEste poema es fantástico, ya te lo había dicho, y sigo comprendiendo las soledades, como te dije en el anterior comentario.
Un abrazo amigo.ANA.
Querida y entrañable amiga Ana. Como bien sabes hago mío tu seguimiento a pesar del tiempo. Todo un halago.
EliminarBesos.
PD.
Lo estoy intentando...
Me alegra lo de intentarlo,en su momento será seguro.un beso amigo.
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