lunes, 28 de septiembre de 2015

LA OSCURIDAD DEL ESPEJO.




No valen penosos llantos
fuera sórdidos lamentos.
La vida es sencilla muerte,
muerte traidora de vida.

El espejo no se empaña,
no da fe de ágil figura,
extinta tu fiada luz
no imita al jurado cuerpo.

Helada la habitación
en fría casa vacía.
Místico el eco abrazado
a un recuerdo sin presencia.

La vida es sencilla muerte,
muerte de nuestras dos vidas.
Insobornable es el tiempo,
destructor de lo perfecto.

Soledad seca de llanto
lamento sin el olvido.
Te llevó lejos la muerte
más yo con la soledad
muerto sin tu vida vivo.



*José Manuel Salinas *

ESTADO ANÍMICO





                                                                       Mi voz solo existe,
                                                                      cuando tú la oyes.



En un estado anímico
casi de necedad perdido,
vislumbro sin asombro,
el hacha que degüella el sentido,
ese llamado por todos, el común.

Afilada, acertada con dolor
derrama lo preciado del poeta,
la tinta azul de sus venas,
las letras inherentes a su pensamiento.

Textos desparramados
sobre unas líneas rectas,
guías sumisas, hasta ahora impolutas.
Que no entienden la modernidad
de la llamada poesía actual.

Esa, tal vez, escrita desde el intimismo,
la necesidad plasmada y fallida.
Los logros, viajes, egos y miserias.
Teniendo presente, por no olvidar
la lavadora estropeada.

Cómplices son sus seguidores
por y para agradar,
enaltecer una amistad falsa.
Maldita estampa moderna
que no ayuda a mitigar la carencia
necesitada de los intelectos.

*José Manuel Salinas *



miércoles, 23 de septiembre de 2015

ANTE MI DAMA





En este poema he intentado plasmar el amor (siempre el verdadero) desde otra perspectiva, un poco distinta, pero tan válida como la que más, incluida la pasión y sometimiento a dejarse llevar. Le he intentado hacer cuidando las formas, de una manera sutil y agradable, dejando la imaginación al lector, espero os guste.





Ahora, tendido en la cama no me pienso
no me muevo y te siento, calidez de tu aliento.
Abierto estoy de brazos, voluntario de aspas quietas.
Y te dejo y, te siento, no me pienso...

Son tus uñas en mi espalda, abriendo el sentimiento,
es tu lengua inquieta de rastro húmedo, la cura experta
en la rojez de mis carnes, soy el algodón mullido de tu necesidad,
el capricho de mi diosa, el sentir querido de mi ama…

Y te dejo y, te siento, no me pienso…

Me haces volar, cómplice baño de sumiso placer,
libido alada en torbellinos sin fin, magia en los dedos
de calculados giros preciados, angostas piruetas
en gritos prohibidos, sudores callados…

Y me reclamas con voz rota, el deseo como nombre.
convulsionando el cuerpo, desnudando el alma.
Carnes temblorosas, lujuriosos ojos perdidos
ordenas mi obediencia y te respondo agradecido…

Abriendo de par en par la ventana de tus sentidos,
te cubro con el manto, dureza calida, hasta ahora prisionera,
de mi ser…

Y te dejas y, me sientes y, hago de ti mi querer…


*José Manuel Salinas*
D.R.