Acariciaré de una sola vez
el misterio puro, oculto
de tu alma.
Todo.
Palpando con la
requerida suavidad
(sedas propias de mi
oriente), mimándote,
como mullida y deseada
es la caricia
de una primaveral nube
azul.
Dedos imaginarios,
comprometidos
con los de unas manos
bañadas de vida.
Exponiendo tu luz,
rostro escondido e
inmaculado,
a este cegado humano
de tu amor, sumiso
prisionero.
Esculpiré tu alma en lo
profundo
(recogida en la
adversidad de la ilusión,
amargura de lo
sempiterno)
Fiel reflejo de un
igual,
imantada junto a la mía.
Un solo cuerpo
de una misma vida.
Un solo amor, abrazado.
*José Manuel Salinas*
No hay comentarios:
Publicar un comentario