lunes, 3 de marzo de 2014

LA SOLEDAD DEL MIRLO.




Ya no canta, dejó de cantar
confuso, perdido entre bruma
se acobarda en silencio
nutriéndose de malhumorada soledad.

Renegó del trino, se deshizo de condición
desprendiéndose de su luz
despintó sus blancas plumas
buscando solitario el taciturno acomodo.


Ayer, despertador de albas
bellos cantos de sol,
libertad de verde esperanza
contagiando sana amistad.

Ya no canta el mirlo, dejó de cantar
arropado por la luna más larga
se cobija entre el ramal, de los designios humanos,
mezclando su simple y pardo plumaje
con lo más profundo del estático bosque sin nombre.

Donde habita como dueño el olvido…


*José Manuel Salinas*




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