Fustigando con leal energía,
notorio nombre y clamado poder.
Astuto brama por todos sus fueros,
el cálido céfiro del sentido.
Solitario conquistador errante
mayoral supremo de lo invisible.
Tú, copo de nieve que caíste puro,
henchido de un amor ciego,
cual virginal transparencia
cómplice desnudo del frío
sobre una calzada grasienta.
Una inocente almohada
ahora ya manchada,
castigados minutos atrasados,
descuido de un alborotado cielo
revestido de condensado gris.
Condenados nos hace el destino,
a un sentido viento helado
carente de ojos, nulo de alma,
abrazado a un cuerpo ya sin esperanzas
que se diluye solitario
desapareciendo sin alboroto…
*José Manuel Salinas*
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