Esta mañana como
tantas otras, estuve escuchando a través de la radio parte de la tertulia del
Sr. Carlos Herrera (Onda Cero) y los tertulianos invitados. En un momento del
desarrollo de la misma surgió el comentario por parte del Sr. Calleja (periodista
e invitado) de la sensación que había en la calle contra toda la clase
política. Poco más que sobraban todos y, que eso era de algún modo peligroso,
pues nos llevaría por un camino poco
deseable…
Conforme
transcurría la espléndida tertulia, yo iba ordenando mis pensamientos,
razonando las distintas posturas que estaba escuchando, como a la vez,
asintiendo en la parte de razón que a mí entender, pudieran llevar.
La verdad que
coincidía con unas y discrepaba de otras. Es cierto que los políticos son
necesarios, no dejan de ser la representación del pueblo; votados democráticamente
en unas elecciones como también es bueno y obligatorio, sean de todas las
ideologías y zonas de España. Hasta ese punto todo normal. Asumido y lógico en
este país de conseguida cultura democrática, de libertades y respeto.
Donde ya no
coincidía y sigo sin coincidir es en la cantidad de gobernantes. Los hay
incluso que se autodefinen “defensores y padres de la patria”, con derecho a
perpetuidad o en su defecto creen que su puesto es hereditario entre familia.
Buscando las
artimañas (se supone que todas legales) para que familias enteras vivan de la
supuesta política, esa que en casos se denomina social. En este mi querido país
los único que sobra es esa cantidades ingentes de políticos; esos listos que de capas hacen
sayos, esos de promesas incumplidas y tarjetas oro, de móviles que hablan
solos, de sirvientes contratados a dedo en empresas fantasma, incluso con
testaferro.
Sobran centenares
de miles de holgazanes, vividores acomodados, ladrones con carnet,
sinvergüenzas de dos caras y cuantos más etc. Esos, que con su mal hacer
empobrecen y arruinan a millones de trabajadores honrados, luchadores del sudor
y protectores de sus familias. “Politicuchos” de tres al cuarto, arrogantes,
trepas mal nacidos, que no les importa matar en vida a inocentes; laminar en un
sin sentido el estado de bienestar ganado a pulso de unos mayores desprotegidos
que en su momento fueron parte del engranaje que levanto este país.
Ésta mañana, escuchando
tan magnifica tertulia, me he dado cuenta que estamos rodeados, gobernados,
desde el más simple ayuntamiento hasta las más altas instituciones, por
centenares de malditos sin escrúpulos, pegados a su único dios don poder y
dinero.
¿¡Que no son todos¡?
Cierto. ¿¡Que sobran casi todos!? Para mí más cierto ¿y para ti…?
*José Manuel
Salinas*
Pues estoy totalmente de acuerdo, no sé si sobran todos, pero que sobran muchos no lo pongo en duda.
ResponderEliminarUn saludo.
Algunos políticos con su actitud deshonesta han sembrado la desconfianza en el pueblo al que debían servir y es cierto son tantos que cuando unos pocos hacen lo que deben salen en la prensa como si hubieran hecho algo extraordinario,no nos merecemos semejante clase política.
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