jueves, 26 de julio de 2012

LOCO, LOCURA.






La locura de suplicarse a uno mismo la razón de no ser,
gritos desastrosos – en veces sangre que anuncia- emanan
desde el interior de  una garganta seca –son callados-
silenciando el dolor ajado de mi humilde pensar.


Suplicas que arrodilladas desde la vergüenza
intentan cambiar el sino, hacer ventaja desnuda
queriendo doblegar lo imposible: el haber nacido.


Marcado a los ojos ajenos, señalado con los dedos de la hipocresía,
hacen que se parta sin mesura lo humano de mis adentros – alma pura-.
Luchas sin luz, marcada guía del desconcierto,
destrono mi sentir pisando el rancio rojo –sangre en vena-
mugre olorosa de mi herencia.


Vine sin pedir, creciendo en cuerpo entero
me hice a semejanza, abracé el día…
acaricié la noche en un hacer digno de mi vivir;
suspiré, olí, aprecié, entendí, lloré…


Noble en sentidos, loco aventurero utópico,
dócil transeúnte de la simplicidad marcada,
de la razón mancillada de unos tiempos
donde la vaguedad es doctrina acuñada.

Ahora llega el momento –concedido el permiso-
me doy por ido de mente sin ayudas a mi cuerpo,
me voy, desgraciado de mi castigo en lamento
por no ser igual al resto.

Me lastimo hasta lo más profundo – en una vaga venganza-
de haber nacido sin pedir…

¿Loco?

*José Manuel Salinas*
D.R.


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