miércoles, 6 de junio de 2012

ME ASUSTÉ.




Fue un  desliz, la simpleza de un instante...
Tarde de soleado mayo y sus trinos
margen de tranquilo río, largo paseo entre verdes juncos,
silbidos y canturreos, piedrecitas en circulares ondas,
abrazando el agua con simpático baile
recuerdos de juventud

Tú y solo tú que me das abrigo.

Acecinado como el cartón de relleno
estatua de yeso sin vista en los ojos               
ni olfato, ni ruido, la boca simulada,
niño perdido de erizado semblante
enfundado en un  traje adulto sin que roce la piel

Fue un desliz y ya no estabas

En unos segundos ¡cuanto extrañar!…
Rígido de piernas y manos, corazón por estallar
mi fiel… única compañera, descanso de mis penas
cómplice en mis noches, amante insaciable de sensaciones

Entendida de mí sentir
 
Me asusté de tu ausencia, me distraje…
¡Eso tuvo que ser!... cuando al girar la cabeza
no abrazabas mis sentidos,
abisal furia sibilina que llegó a calvarse en mi pecho
espadas punzantes  antes el temor de mi perdida
y de pronto, aquí te encuentro, a mi lado
mí querida soledad, mi amante férrea y eterna...



Rocío Pérez Crespo
José Manuel Salinas.
     D.R.

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