Estoy sereno, ¿acaso no ves mis manos?
mira mi cara, en ella mis ojos pardos,
de vista fija, tranquila expectante,
de tu sentido, ¿preguntando un por qué?
No hablan mis ojos, sin sonido desde el nacer
solo escuchan,
ya en momentos tardíos,
las respuestas, palabras huecas
excusas nerviosas, tus hechos del ayer…
Ya no temo, ya no duele, ni tu marcha
ni tu boca infiel, vil engaño traicionero
de falda en vuelo, suaves roces terciopelo
delicada piel prestada, tu goce de
transparencias mil…
No maldigo, no reprocho, solo en ti es pecado
podrida la mente, en cuerpo malsano
fulanos tus sentimientos desde la raíz,
alma inexistente, desvanecida, vendida…
Estoy sereno, ¿acaso no ves mis manos?
no mires mi cara, no te fijes en mis pardas
oquedades
nieblas húmedas, allá en lo mas hondo de mi
ser.
Todo es silencio, todo es gris, solo un
pequeño riachuelo
espita desbordada de mi sentir…
Vendrá el mañana de opacas transparencias,
cuerpo marchitado, ya sin fruto en piel,
aromas del pasado, goce engañoso en tu soledad
mirando en presente, espero, ver serenas tus manos…
*José Manuel Salinas*
D.R.
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