No creo en la eterna
juventud
esa de piel tersa, dedos
rectos,
labios enteros en cuerpo
sin mascara,
pureza extrema de dulce
caramelo
No me van los perfumes
que atontan,
los que sin querer (o
queriendo)
embriagan el pensamiento
cubriéndolo
de glorias, de fines
inciertos
No quiero ser doble ni
sombra pisada
ni tentempié de día sin
horas
no soy mensajero de
palabras impuestas
ni el cobijo inerte
pegado a tu almohada
No soy hombre vacío,
tengo un ayer…
solo sencillo, cual flor
silvestre no preciada
de aroma distinto, de
suave fragancia
la edad va conmigo, sin
disimular marcas
Soy lo que ves, el sudor
brillante
los ojos húmedos,
claridad de vida
el pensamiento en su
sitio, el mío
crianza interior que no
ciega
El que quiere, me ve,
el que se acerca, me
tiene
el que habla, tiene mis
sentidos
dichoso y lleno estoy…
Sin creer en la eterna
juventud
que bello me siento de
lo vivido…
*José Manuel Salinas*
D.R.
Esplendido trabajo...
ResponderEliminarComparto encantada.
Un beso.
Reme.
Me encanta ésta actividad tuya vamosss.
ResponderEliminarTe felicito,es un poema que me llegó fuerte y pienso igual,yo tampoco creo en la eterna juventud ,pero feliz con lo vivido.
Un beso.
el final resulta agradable y esperanzador
ResponderEliminarun abrazo