Color negro el de la primavera,
verde o rojo el
color del viento.
Grises las flores,
arco iris bañado en marrón.
Sin puntas las estrellas
de eclipsada luna.
Ya no escribo como antes
(si alguna vez supe)
Noble silla que me sostienes
esculpiendo mis formas en la anea.
Desgastados palos callados,
percha de mis
piernas.
Servidor de la apatía, mi dueña…
He dormido mis sentimientos
sueño profundo de necesidad,
cerrando mi corazón dolido
tres candados y una cadena.
Bordes puntiagudos se clavan
en mesa redonda sin brasero,
tablero durmiente y servil
de palabras incoherentes,
en folios vueltos.
No quedan velas encendidas,
brillos, ni olor a cera canela.
Solitaria llama de humo negro
tenue luz de mi existencia
Poderosa dueña apática,
que me trastornas,
me nublas y desespero.
Tallo verde de rosa negra,
fétido perfume de mosto agrio.
Mil cuervos y un ave fugaz…
Ya no escribo como antes
(si alguna vez supe)
José Manuel Salinas
D.R.
supiste!
ResponderEliminarlos versos tienen vida propia
un abrazo
Hombre!! Apreciado Omar, muchas gracias por tus palabras y visita. Todo un lujo para mi, fuerte abrazo amigo.
EliminarTu versar no deja indiferente al lector... es todo un lujo leerte.
ResponderEliminarReme.
Gracias, lujo para mi tenerte como amiga y presente en mis humildes trabajos, besos.
EliminarNo se como escribias ántes,pero ahora es un lujo leérte.
ResponderEliminarA veces es necesario dormir los sentimientos para revivirlos con más intensidad,no para que la apátia nos lleve de su mano y nos nuble y desespere,la primavera siémpre vuelve con sus maravillosos colores.
Me encanta hastya la tristeza que rezuma este poema.
Besos
Muchas gracias por tus palabras y tiempo. Me alegra enormemente te gusten mis trabajos, y sobre todo participes de ellos en tus comentarios y apoyo, besos Ana.
EliminarBru pasa ,me olvide antes ANA
ResponderEliminar