Mi voz solo existe,
cuando tú la oyes.
En un estado anímico
casi de necedad perdido,
vislumbro sin asombro,
el hacha que degüella el sentido,
ese llamado por todos, el común.
Afilada, acertada con dolor
derrama lo preciado del poeta,
la tinta azul de sus venas,
las letras inherentes a su
pensamiento.
Textos desparramados
sobre unas líneas rectas,
guías sumisas, hasta ahora
impolutas.
Que no entienden la modernidad
de la llamada poesía actual.
Esa, tal vez, escrita desde el
intimismo,
la necesidad plasmada y fallida.
Los logros, viajes, egos y
miserias.
Teniendo presente, por no olvidar
la lavadora estropeada.
Cómplices son sus seguidores
por y para agradar,
enaltecer una amistad falsa.
Maldita estampa moderna
que no ayuda a mitigar la
carencia
necesitada de los intelectos.
*José Manuel Salinas *
*José Manuel Salinas *
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