sábado, 3 de agosto de 2013

SOLO MUERE LO TERRENAL DEL ALMA.





No hay porqué sufrir, en la eternidad,
las almas viven sin memoria.

Desgarrados están mis sentidos, perdidos;
como carne maloliente a golpes arrastrada,
cobijados en un cuerpo de lustrosa fachada,
despojados de alma.

Yace muerta en brillante luz reencarnada.

Por su blanca lucha, valentía callada,
es recordada en llanto,
desde el silencio intranquilo
de un pensamiento desquiciado.

Murió de amor, disuelta en dolor
a una esperanza pegada
silente en armonía, que nunca llegó.

Ahora es libre. Imagen de un cielo azul,
de luceros que guían, rosas que embriagan;
baños suaves en olas encrestadas.
Es como tantas otras, un trocito más de sol.

Desde lo más celestial esperando está,
el natural resurgimiento.
Sin falsos hechos domados por amor,
entre mil seres vivos, llegará la dama.

Donde posar su brillante luz,
fiel hombro de alma gemela…

*José Manuel Salinas*

2 comentarios:

  1. Que delicia de versos... y la edición es impecable... un gusto visitar tu espacio.
    Reme.

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  2. Preciosas letras como siempre nos tienes acostumbrados.

    Abrazos.

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