Pensativa fue la idea
de sensible seducción preñada,
decomiso de letras furtivas
para frases
entendibles: domadas.
Lamentos prestados,
conciencia arraigada,
cuerpos prisioneros
cárceles con alas.
Dolor acompasado
en predispuesta soledad.
Almas liberadas,
luchas y desgracias.
Versos ayudando al calvario
en el pegado maloliente
de unas estrofas que revientan
la pluma del penitente.
Pero…
¡Ay!... ¿Y el amor?
Cuánta magia…
Besos y recreos
de brazos que abrazan.
Tus labios, mis labios
la piel templada.
Risas, sonrisas y ¡cómo no!
la eterna carcajada.
De todo un poco
en esta casa de templanza,
que entre negro y naranjas
vacían mi gracia, acomodando
la pluma a la realidad que brama.
*José Manuel Salinas*
*Rocío Pérez Crespo*