Nació de tu sangre la llamada
en noche de primavera fresca.
Insultante imaginaba tu cuerpo
alimentado de generosa humedad.
Nublaste mis sentidos en un coger de manos,
dichosa caricia, perfilada, prometida por entera.
Encadenaste mi mente a tus latidos desmedidos,
Tu figura: a mí sufrido y callado sentir…
Nació de tu sangre la llamada…
en mis venas el deseo puro acelerado,
lascivo presionado, por explotar.
Apareció nervioso el suave abrazo,
los dientes como vivas sierras
rasgando el terciopelo de unos labios callados,
abiertos, ya sin prohibir, del beso esperado.
Manantial de azucarados fluidos en una sola boca,
dos lenguas cálidas buscando el tacto húmedo,
juguetón en la prisa de pertenencia sabida.
Desenfreno del momento,
participada angustia del no seguir.
Hay un mañana que nos espera,
el de dos corazones, dos cuerpos en un solo latir.
Solo tú y yo…
en una noche tan nuestra,
y pegada a ella..dos almas sin nombre.
*José Manuel Salinas*
Precioso y sensual.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Yashira por tu visita y palabras, celebro te guste, besos.
Eliminar¡enorme poema! José Manuel,
ResponderEliminarsaludos para vos
Gracias estimado y apreciado Omar, siempre tus palabras son alientos agradecidos para mi, un abrazo amigo.
EliminarA veces solo es necesario prenderse de una mirada o rozar unas manos para desencadenar la pasión.
ResponderEliminarPreciosos tus versos.
Reme.
Reme que decirte más que llevas razón en tus palabras, gracias por visitarme amiga, besos.
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