Fue una noche vísperas de verano,
la complicidad marcaba la hora,
al girarme por entero, comprendí…
Tu mirada había cambiado del dulzor al rojo inyectado de furia,
tus manos inquietas, peleonas en movimiento
se posaron desconocidas en mi hombro.
Extraña noche de destino maldito…
Luchó mi subconsciente en acto reflejo,
la voz, de palabras agrias se infecto,
sacando los dardos perversos del confín primigenio,
lanzados sin freno a tu oído, marcada tu frente
de un solitario abandono de persona fuera de sí…
Y escuché los susurros de dos almas mal heridas,
identifiqué sobre mis pasos el sonido del corazón mutilado,
desplomado el cuerpo, arrastrando los pies…marché.
Hueco desconocido del Averno en tiempo,
sucio sudor que desprendí manchando la palabra,
cargado de horas vacías, de sentidos contrariados.
Maldije la noche, el tiempo y sus minutos,
respiré machacón el aire rancio salido de esquinas infectas.
Vi nuestra sombra en paredes prestadas,
entendí lo que es el miedo escondido en nosotros.
Miedo, miedo, ahora ya sin remedio…tan nuestro.
*José Manuel Salinas*
No hay comentarios:
Publicar un comentario