Voy a enredar mis dedos en tu cabello,
como forma simple, suave de retenerte,
jugaré a esconderlos como los niños en su divertimento;
a mezclarlos desde la nuca, a sentirlos entre mis dedos.
Acariciar tu mejilla con sedosos e inquietos pulgares,
acto de fe ante una presencia cargada de esperanza.
Al poco, a la nada, te atraeré hacia mis labios titubeantes,
encendidos y callados, aclamando tu belleza,
hecho sencillo de refrendar la humedad necesitada de un
beso,
el amor como dos adolescentes encontrado.
Beso tierno, desde lo más profundo del sentimiento y,
mis ojos, cegados en la emoción de los segundos, no te ven,
cerradas cortinas de pureza y sinceridad.
Júbilo en mis entrañas, latidos que son música,
impulsos de la felicidad compartida.
Alborotada la sangre en nuestras venas,
regando viva en amor, tu nombre y el mío…
Precioso, preciosa eres tú.
*José Manuel Salinas*