lunes, 19 de noviembre de 2012

BESANDOTE.






Degusto el carmín pegado a tus labios
como una parte fiel desprendida de ti,
saboreo la sustancia agradecido, dócil,
brillando y tan quieto…
-como el perro lame al dueño ante la caricia-


Está mi boca contagiada, hirviendo en deseo,
fluidos trasvasados en eléctrica onda corta,
movimientos acompasados, una sola lengua vivípara,
engranaje perfecto, sin fugas.

Ya no hay freno, no te retienes…
No me detengo y te beso.

Aparece la danza oculta de las manos,
la música del gemido, la noche y el día,
el abrazo sentido, en un baile sin igual de la caricia madura.
Tiemblan las piernas, los ojos se cierran.


Y los cuerpos se dejan llevar sin peso,
al compás de una sola melodía,
de una única ilusión, dirigidos, bendecidos
con la batuta del deseo, en un solo amor…


*José Manuel Salinas*
D.R.

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