Abigarradas palabras que confunden,
tú decides
cuando me voy…
aire de
levante, humedad del mar
camino
recto del sur, malvasía negra bordeando.
En tus
manos el reloj de mi hora amarga,
mi boca
entreabierta de sonrisa encarnada
ahora ya
caída, tornando en mueca extraña,
masticando
la saliva, de paladar seco
Cuando
digas me voy…
diré adiós
a las tardes de verano, las haré recuerdo,
te dejaré
mis noches de luna, a tu lado
el olivo,
nuestro naranjo y todo su azahar.
Ya estoy
en mi marcha, gritó el reloj…
no me
llevo tu sol, será mi evocación,
suspiro
con ojos perdidos, pestañas mojadas,
lágrimas
en duelo sin ser madrugada, ni cuerpo inerte
¿Dónde seré
de nuevo grano?
preciada
semilla de cosecha guardada.
Candado,
fiel guardián sin llave
inmóvil y oxidado, de puerta cerrada
Corazón
huérfano de alma helada, unidos
tejiendo en
mí caminar el abrigo, albergue
del duro
invierno, de mí largo olvido
no marcho
erguido, si de frente.
Trayecto
incierto, cobijo de mi tierra
aire de
levante, humedad del mar
solo y en tú libertad
*José Manuel Salinas*
D.R.
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