viernes, 11 de mayo de 2012

LIBERTAD/ TU LIBERTAD. DUETO.




Libertad...mujer. Rocío Pérez Crespo

Soy la emisión rotunda de lo que pienso, análoga a una ventana abierta al mundo. Capaz de vaciarme por completo para resarcir el efecto devastador que sostengo.
No me nutro con alimentos, necesito el sentimiento más arcaico para avituallar el sol que luce dentro.
Ángel o demonio dependiendo que me traiga el viento, que luz provoque el vestigio del axioma que merezco…bailo cada mañana con los sonidos ancestrales de tambores y redobles, entre flores que sucumben a los encantos de elfos y magos...de un hada coja y un duende calvo. Duermo cada noche entre las sabanas bordadas de los pasados más naturales, en los verdes que rozan mi cuerpo y los negros aletargados esperando devorarme.
Me convierto en agua brava y huelo a vetiver y diamelas, aunque eso solo sea para poder diferenciarme del perfume restante o de las mansas cascadas que brotan incasables a los dominantes  ecos que solo traen azucenas.
Mírame; porque impero ser la estrella rutilante que depreca que la lleves en tu cielo y creo, que tanto afán me deja sumida en una desesperación impropia y maldita que me deja sin techo.
No me hagas girar mil veces contra tus suelos, sin importarte contra que cantos me voy rompiendo, donde dejo el rastro de sangre o donde las lágrimas que vomito desde las tripas a los gusanos muertos por donde oteo,  porque aunque carezco de alas, mi nombre indica por donde vengo, que soy y en que me convierto…


Desde tu libertad...hombre. José Manuel Salinas.


Vienes de la noche, haciendo día, de nubes correosas, de lunas en noche cerrada y de estrellas que no alumbran, estas en el más allá, pensamiento tuyo e ido….
Traes lluvia mansa, agradecida a mi cuerpo, me ofreces el liquido que he de beber
Te haces torrente de agua crecida, arrastras desde lo más profundo de mí ser.
Los Sentimientos todos míos, desde la pensante cabeza al alma que en veces pueda estar en los pies.
Haces riada con palabras no pensadas,  inundas lo preciado; me haces congojas, de nudos envenenados, me matas y revives 
Me dejo llevar en los vaivenes de tu empedrado, son mis pecados, todos veniales (no he matado, ni robado) son las faltas de un pobre diablo enamorado, que pide a gritos un bien preciado, el sustento de la vida, la tranquilidad de un tiempo pasado
Soy la noria sin música, de alturas y caídas. Estoy hecho de sensaciones, de dominios imaginados, de luces y sombras, de miedos desbordados.
No me pidas las estrellas, no soy de vuelos soñados, déjame verlas desde el suelo por ti acompañado.
Pídeme  el amor cautivo que en mí existe, vivamos el mundo en real, fruta madura de dulce al paladar.

D.R. Ambos.

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