Efluvio de risa, tosca, sin color.
Labios agrietados con sangre
de unos dientes de filos cortantes,
obedientes, mandando dolor.
Testigo inerte tus ojos,
vacíos de ayer,
dando fe de un agónico presente,
bocanada última de mi resuello.
Ya no tengo pasado
ni prende luz en mi memoria,
despojada la vida de mi cuerpo
me acurruco y me convierto en trapo.
Desechado, no sé ni como me llamo.
*José Manuel Salinas*
D.R.
Un poema profundo y además triste, la aflicción baila en cada verso. Respira, poeta, respira...besos.
ResponderEliminarcierto, casi desfallecido,
ResponderEliminarsaludos