Color negro de la primavera
De verde o rojo el
color del viento
Grises las flores,
arco iris bañado en marrón
Sin puntas las estrellas, de eclipsada luna
Ya no escribo como antes (si alguna vez supe)
Noble silla que me sostienes
Esculpidas mis formas en la anea
Desgastados palos callados, percha de mis piernas
Servidor de la apatía, mi dueña
He dormido mis sentimientos
Sueño profundo de necesidad
Cerrando mi corazón dolido
Tres candados y una cadena
Bordes puntiagudos se clavan
En mesa redonda sin brasero
Tablero durmiente y servil
De palabras incoherentes, en folios vueltos
No quedan velas encendidas
Brillos, ni olor a cera canela
Solitaria llama de humo negro
Tenue luz de mi existencia
Poderosa dueña apática, que me trastornas
Me nublas y desespero
Tallo verde de rosa negra
Fétido perfume de mosto agrio
Mil cuervos y un ave fugaz
Ya no escribo como antes, (si alguna vez supe)
José Manuel Salinas
D.R.
Estupendo poema José, me ha encantado volver a leerlo. Soledad, momentos donde el corazón se hace más pequeño... besos.
ResponderEliminarGracias por tu siempre aliento, por ser y estar en mis escritos, ademas de tu incalculable ayuda para con ellos, un placer Rocío.
ResponderEliminarBesos, José