Escribo, sí…
Te escribo sin estar en
mí,
apenas,
un cuerpo en
carnes sin alma,
a nada,
solo la ilusión en niñez de ser invisible...
Presiono las letras
haciendo hendidura,
lastimando la inocencia
virgen del papel,
oliendo la sangre negra
de la tinta;
castigando los dedos,
agarrotados, morados,
sumisos podridos de una
gramática
ya sin sentido e inerte.
Marcharon con el tiempo
los ecos limpios de la
palabra amor,
el azul de las arterias,
ocupadas en fogosos impulsos alterados.
Ya no existe el
aroma del café,
la sonrisa cómplice y sincera
de las mañanas
embriagadas en ternura.
Ahora,
ya desvanecido tú
nombre,
muertas están aquellas
rosas con espinas y sin cortar,
anuncio tétrico de una
ausencia,
haciendo desprecio a la
vida,
con ese yo más…Que no
volverá.
Escribo, sí,
hago sangre y no duele,
heridas que jamás
cerrarán,
gangrena, como amnistía
para unos pensamientos fugaces.
Escribo, sí,
sabiéndome el tallo que
vivía en la húmeda tierra,
ayer frondoso, verde
lumínico,
sostén de tus rosas
blancas;
hoy, sin tu nombre,
seco, apocado, tan muerto…
He conseguido ser
invisible,
no existo amor…
*José Manuel Salinas*
De amor y desamor... de tiempos añorados y perdidos... magnificamente expresado.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Reme.
Querida amiga, sabes bien que me halagan tus palabras, pero sobre todo tu amistad y atención hacia mí, gracias.
EliminarComo una canción .. Grabe en la penca de un Maguey tu nombre unido al mío, entrelazados como una prueba ante la ley del monte que allí estuvimos enamorados..!!
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