No olvides, no reniegues del árbol
caído; vendrá el tiempo con su tímido retoño, ese que despacio, en su silencio,
hará florecer lo más hermoso, el amor en pétalos blancos de nuestro yo más
eterno.
Llueve, llueve en gotas de alegría.
Se alejaran los truenos estridentes en
desesperanza, aquellos que en momentos, invadían la soledad aterradora del
pensamiento.
Eres la colmena de azúcar silvestre,
el cobijo agradable de la rosa y su fragancia.
Acortas las distancias en mi
pensamiento, dando al intelecto la fragancia que acomoda y sosiega las
neuronas.
Me gusta, es inmenso el placer de
sentir tu reír, aceleras el aire de mi entorno con tus pequeños suspiros de
calidez.
*José Manuel Salinas*
Un gustazo José Manuel, te mando saludos
ResponderEliminarPrecioso Jose Manuel, hermosos sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo.