Que noche tan fría,
parda, negra, solitaria…
Acurrucado en húmedo rincón
torcido vértice desamparado de unas paredes vacías,
unión impuesta por unas manos extrañas,
pagadas con el miserable jornal del olvido.
Ingrato hombre de edad resuelta,
serial como tantos otros de lo engreído,
de lo merecido por un nada,
cobarde deudor fracasado y vivo.
Penitente aun sin saber de un futuro funesto,
trágico en sus momentos, por llegar,
tragando suspiros, regalando el amargo lagrimal
de este presente que se acomoda en el sufrimiento.
Que noche tan fría la que te cobija,
helada soledad, correosa, implacable,
sombras vivas en un alma negra;
migajas de lo que en tiempo fuiste.
Pomposa en ayer tu situación
mermada en espléndido
otoño,
invierno que todo lo duerme,
congela y quiebra…
Toma el aire de la conciencia,
cúbrete con el manto triste del tiempo,
mirando fijo la arista abierta
de unas paredes desnudas y hueras…
*José Manuel Salinas*
D.R.
La soledad es dura, pero a veces es merecida. Precioso poema de Jose Manuel.
ResponderEliminarSaludos,