Si alguna vez… dejaras de
quererme, he de suponer
Si alguna vez, proponerte
quisieras, entre mil ganas…
Aborreciendo la razón,
atormentando el sentido
Entre nubes pardas, de crestas altas y baja altura…
¡Oh, amada mía!
Si tu mañana fuese de un frío
gris, solitario
Con la fuerza aburrida de un
corazón ausente
Desprecio de un camino sin vuelta
y, recto
En curva sentenciosa, de
pensamiento viejo, tan largo…
¡Oh niña, mi alma gemela!
He de decirte, que mi amor es
pureza
La paz del horizonte no rocoso, el
calido
Atardecer, recogida fiel y fecunda
De abeja recolectora, sumiso de la
reina
Que mi piel es tu piel, manto
templado
Sordo callado, de tus gritos
dispuesto…
Sin premura, ni tiempo, adornados
flujos
Regocijo necesario de tu cuerpo
¡Mujer del alma!
Si con todo y más, dejas de
quererme
Amada, entre mil ganas, he de
suponer…
Que no lloraré, ni vendrá el
derrumbe esperado
No haré del dolor mi aliado, ni
jaqueca de ojos hinchados
Dormiré placido en la cuna de los
sueños inventados
Sin peso, ni espasmos, ni sed, ni
sudor salado
No he de hacer de mis gritos,
miedos ahogados en desesperanza
Ni habrá suplicas, ni rodillas
mancilladas
Ni palabras tropezando, en los
recuerdos del ayer
Dulces lagrimas, de un solo
corazón enamorado
No
romperá en mil pedazos, por la angustia sangrienta
De unas venas abiertas, en cuerpo
pálido…
Cuando… entre mil ganas, el sentimiento se haga
invierno
Estará amortizado, como la buena
cosecha en su vender
Ahorros sin valor… de un corazón,
ya duro y helado…
Desde mi lucidez y conciencia,
pongo a Dios por testigo
Que firmo y rubrico este único
testamento, por siempre….
De Amor.
Herencia en palabras y
sentimientos, de un hombre
Que en ese mismo instante, murió
de amor
D.R.
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