miércoles, 22 de febrero de 2012

DESTINO, NUESTRO DIOS ETERNO







Brotó la sangre divina, o por mejor decir,
El icor; que tal es lo que tienen los bienaventurados dioses,
Pues no comen pan ni beben vino negro,
Y por esto carecen de sangre y son llamados inmortales.

Homero, (versos de la llíada, poema más antiguo escrito) 


DESTINO, NUESTRO DIOS ETERNO


Sangre de dioses, inmaculado néctar
Veneno terminal en mortales…


Espada en alto, bajando la cabeza sumisa reflexión,
De mis carnes brotando, fluyendo en espasmos
Ahorcadas situaciones por pasadas,
Simplezas en apresurado tiempo, sembradas con nombre propio
Cual círculo finito,  de mí vida temprana hora amarga

Batallas continuas, bocanadas sin respiro
Campos desolados, perdedores de esta última guerra
Eterna desde los comienzos del tú y yo, ahora vencidos.
Solo un ganador, invisible traicionero, caprichoso vividor,
De argucias y sorpresas valiente conocido,
Inalterable en su camino, privilegio eterno e inmortal,
Dios y dueño de nuestro destino…


*José Manuel Salinas*
       D.R.

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